sábado, 27 de septiembre de 2008

La Naranja Mecánica


Increíble. A Clockwork Orange es la película más famosa de aquel al que llaman Kubrik. Tanto se ha escrito sobre ésta película que no creo que sea capaz de decir nada que no ha sido dicho todavía. Mordaces críticas al tratamiento de la ultraviolencia se alternan con adulaciones a la capacidad de dirección de Kubrik. El director y guionista se volvió a reinventar a sí mismo adaptando una controvertida novela y dejó claro que siempre es un genio innovador en todas sus incursiones en os distintos géneros. Personalmente, yo haría una excepción, ya que aborrecí la bochornosa Eyes Wide Shut.


No voy a contar el argumento de esta archiconocida producción de la Warner. Como curiosidad, el filme fue clasificada en 1971 como X.


Dentro del guión se diferencian dos partes claramente. Incluso la forma en la que están dirigidas las escenas cambian. La primera parte es la presentación de la “ultraviolencia” y la segunda parte comienza a partir de la rehabilitación.


No me ha gustado la cantidad de violencia expuesta durante la primera mitad. Nunca me han gustado los filmes que regalan violencia por el mero hecho de ganar espectadores y provocar controversia. Por eso no me suelen gustar las películas de Tarantino ni me gustó El Caballero Oscuro. En realidad, algunas escenas tan incómodas han sido lo que menos me ha gustado pero en este caso existe un factor por el cual no puedo maldecir las escenas de los drugos. Lo que tiene este filme por el que haré una excepción es la dirección de Kubrik y el montaje.


El guión está muy bien escrito, basado en la novela homónima. Como muchas veces con las grandes obras, el título es muy especial y puede llegar a tener una explicación que yo no voy a proponer. Sólo quiero hacer notar la extraña relación entre un título curioso y la calidad de un filme. Intenta contar el problema de la rehabilitación o el castigo de los criminales. Qué hacer con las personas violentas, con los violadores y con los asesinos. Es un tema que parece estar de actualidad, aunque siempre lo ha estado en realidad. También se encuentra presente el tema de la moral, ya que parece ser que no es ético forzar a un hombre a hacer el bien, privándole de su libertad.


El contenido es muy interesante, pero también lo es la forma. El narrador, el propio y único protagonista, Alex, con su particular carisma y forma de hablar engancha al espectador desde la primera escena, mítica. El inglés antiguo que emplea al hablar, sus redundancias y sus sobreactuadas maneras han hecho de Alex uno de los personajes más famosos de la historia del cine, que tantas veces hemos visto en camisetas.


Todo está supeditado a la labor de Kubrik y a la música. El montaje es magnífico y la elección de planos y los cambios en el ritmo y la omnipresente música de Beethoven. La recreación de la bizarra lechería, el vestuario, la creación de los drugos como iconos de una nueva juventud indomable, la sincronización de la música con el montaje; todo es sorprendentemente bueno.


La actuación de Malcolm McDowell ha sido demasiado para su carrera, que no ha conseguido llegar a tener un papel de tanta calidad en el resto de su carrera. Supongo que parte de la culpa de su espectacular estética la tiene el director, pero pensemos que McDowell tuvo cierta importancia en el papel de su vida.


Sin duda, A Clockwork Orange es una obra maestra.



1 comentario:

Anónimo dijo...

A Clockwork Orange es y será, la película que todo mudo debe ver!

No tengo mucho tiempo, te añado a mis bogs y mañana te comento bien va?

Cuidate!
(: