sábado, 29 de mayo de 2010

Io sono l'amore (Yo soy el amor)


Película italiana producida por y para Tilda Swinton, dirigida por Luca Guadagnino (Melissa P). Cuenta la historia de los Recchi, una familia de la alta burguesía industrial de Milán que lucha por adaptarse a los nuevos tiempos sin romper con la tradición familiar.

Exactamente lo mismo que pasa con la cinta, que une la elegancia y la estética de los grandes clásicos italianos con elementos narrativos más modernos. Las interpretaciones son fantásticas, en especial, la de Tilda Swinton que, como era de esperar, sostiene toda la carga de la película. Para ello, tuvo que perfeccionar su ruso y su italiano.


Todos los detalles se mantienen extremadamente cuidados. Empezando por la dirección, un recital de planos secuencia, cenitales, contrapicados, etc. a la altura de un ambiente tan distinguido. Pese a que no soy un loco de la gastronomía, el decoro a la hora de mostrar las comidas (los momentos donde se desarrolla la trama) hace de esta película un regalo para todos los sentidos.


En resumidas cuentas, es un gran melodrama familiar, con una banda sonora maravillosa y una estética impecable. Además, el personaje femenino protagonista se perfila con una riqueza envidiable. Evidentemente, habrá quien no tenga tiempo de pararse a ver la magia de una película que se degusta lentamente.



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jueves, 27 de mayo de 2010

La familia Savages


Con dos nominaciones de la Academia y varios premios de cine independiente, se estrenó The Savages en el 2008 en España. Dos grandes actores protagonistas, Philip Seymour Hoffman y Laura Linney, prometían ofrecer una brillante tragicomedia sobre las dificultades de dos hermanos a la deriva para que su padre enfermo viva dignamente.

En un principio todo pinta bien. Los planos iniciales de una ciudad residencial para la tercera edad apuntan a una crítica al establishment americano como lo harían otras producciones independientes de la altura de Little Miss Sunshine o Up in the air. Los protagonistas, encarnados por dos actores en estado de gracia, están muy bien perfilados. Sus vidas fluctúan entre la tragedia y la amargura. Los diálogos están muy logrados, suenan a realidad. Además, el pequeño drama familiar se narra con un fino humor cercano a la ironía que en ocasiones resulta muy divertido.

Pero llega un momento en el transcurso de la obra, que algo falla. Una vez presentados los personajes y el primer nudo de trama, desaparece el ritmo narrativo. La trama se deshilacha y se vuelve previsible. La película se convierte en una sucesión de gags humorísticos más o menos acertados que alejan al espectador de la dura historia.

Una pena, porque la cinta no termina de perder la frescura inicial. Se consigue radiografiar esta familia desestructurada, pero se alarga demasiado. De todas formas, acierta a la hora de dar testimonio de la desoladora vejez con mucha delicadeza. Inteligentemente conmovedora.