Allen Koningsberg aka Woody Allen en una de sus mejores cintas. Annie Hall es una de las mejores comedias jamás vistas gracias al guión y a la figura del escuchimizado protagonista.
El argumento es muy simple: La evolución en la relación sentimental de una pareja. Eso sumado a algún flashback de amores anteriores es todo. En un principio, resulta fácil decir que el argumento flojea. Pero yo ya no creo eso. En todas las comedias románticas se cuenta una historia de amor, pero Annie Hall no sigue los patrones del resto de comedias facilonas.
Frenéticamente se disparan los chistes y las anécdotas al espectador, que no tiene ningún segundo para aburrirse y relajarse. Se podrían recordar todas las escenas por separado, ya que los chistes ingeniosos e inteligentes son realmente hilarantes.
Me han encantado las parodias de ciertos estereotipos. Muy buena la escena con el crítico pedante (al que todos nos parecemos un poquito), la del megalómano televisivo, la feligresa de Bob Dylan… Es como si de forma inteligente hubiese decidido burlarse de tantos y tantos estereotipos con un resultado admirable.
Por otro lado, la historia de amor es casi la utopía de freaks, geeks and losers del mundo. Me
recuerda a otras historias de amor actuales donde el feo se queda con la diva, como Chris Martin y Paltrow o Sarkozy y Bruni.
Cuando pienso en las nuevas comedis que quieren ser innovadoras, ingeniosas y atípicas, me doy cuenta de que Annie Hall ya lo supo hacer como nadie hace 30 años.
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