lunes, 29 de septiembre de 2008

Cuatro vidas


Todas las películas se pueden dividir en dos. Las que se hacen con talento y las que no. A partir de ahí, la falta de talento se puede contrarrestar con mucha constancia y el talento se puede desaprovechar. Esta película no tiene talento (en ningún aspecto) y no ha sido bien trabajada.


En este caso, la película se titula en la versión original The Air I Breathe y se ha traducido por Cuatro vidas. Además esta película ya se grabó antes de los Oscar del año pasado cuando Forest Whitaker ganó la estatuilla, y ahora con el prestigio se ha estrenado en España. El filme nunca debería haber llegado a nuestra península. Nos habría ahorrado una hora y media de aburrida acción. Es curioso que ya hubiera salido en otros países en DVD, antes de su estreno en España.


Es lógico que no me ha gustado nada. No me gusta que me insulten, que me traten como a oligofrénicos, que intenten mandar mensajes estúpidos de forma subliminal. Todo lo que se ve es un absurdo, que me voy a poner a diseccionar ahora mismo; pero que no tiene mucho que explicar, porque me parece difícil encontrar algo medianamente bueno.


Últimamente, aquellos cineastas sin talento que citaba antes se dedican a plagiar sin pudor otros filmes con talento. No hablemos de influencias, por favor, cuando este filme es un ejemplo teórico de plagio. Coge trozos de Crash, Babel, Traffic, El Efecto Mariposa y prueba haber si sale algo con consistencia.


Todo está basado “presuntamente” en un proverbio chino que dice algo así como que la vida tiene cuatro fases: felicidad, placer, sufrimiento y amor. Las “cuatro vidas” de los cuatro protas simbolizan una de estas etapas. Qué curiosidad tan ingeniosa que ninguno de estos cuatro personajes tengan nombre. Sólo una de los protagonistas tiene un nombre ficticio, Trista (que creo que tiene algo que ver con triste/sufrimiento).

Las reflexiones calcadas de Crash, pero sin sentido, se disparan hiriendo al espectador. Parece que los personajes intentan ver quién dice la tontería más sensacionalista y pedante.


Tampoco podía faltar la acción. Ya saben, para las escenas de puñetazos, lo que hay que hacer es mover mucho muchas cámaras y consolidar mediante el montaje una reproducción de los hechos que maree. Después únicamente hay que añadir gritos. Así una detrás de otra, el pobre espectador que ha pagado su entrada y las palomitas comenzará a tener náuseas.


En otras ocasiones, es fácil adivinar todos los diálogos. Parece que el guionista se quedó sin “influencias” y tuvo que tirar de telefilmes para completar sus historias. Si no estuviera dispuesto a destripar la película, reconstruiría los hechos para que se pudiera apreciar lo absurdo que es.

Parece que otro tema que vende mucho son las reflexiones morales, las decisiones éticas tan difíciles de tomar y las citas filosóficas. No podían faltar entonces. La pseudo filosofía y una ambigua moral atacan persistentemente la conciencia del que vea el filme.


¿Qué más faltaba para que este subproducto cutre triunfara? Unos actores reconocidos, que además ha tenido su recompensa porque Whitaker ganó el Oscar ya hace dos años. La lista la encabezan el casi siempre infantil Brendan Fraser, Andy Garcia, Emile Hirsch, Julie Delpy, Whitaker, Kevin Bacon y Sarah Michelle Gellar (Sí, la poco agraciada actriz de la poco agraciada serie, Buffy cazavampiros). Quizás el único que se salva un poco es Whitaker, pero el resto está penoso. Me cuesta decidirme por los peores. Hirsch se ayuda de clichés para hacer el personaje de un niñato. Brendan Fraser pone cara de tontito en todas las escenas y Gellar no se queda corta. El resto está como ausente, porque por mucho que se haya pretendido, los actores no tienen todos la misma importancia.



Si tienen algo de amor propio, no vayan a verla.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Otra crítica en 7masacrítica:

http://7masacritica.blogspot.com/2009/05/cuatro-vidas.html