miércoles, 13 de octubre de 2010

Pa negre


Pa negre es lo nuevo de Agustí Villaronga, director mallorquín adorado por gafapastas y demás cinéfilos minoritarios. Inició su filmografía en la década de los 80 con Tras el cristal, al a que siguieron producciones tan personales como El niño de la luna, o más recientemente, El mar. A mí no me fascinan. Siento que las provocaciones de Villaronga han perdido con los años.

Esta vez, presenta un proyecto ambicioso que no se parece a nada anterior. Y resulta sorprendente cuando lo esperable es lo contrario. Planteamiento: niño ingenuo se adentra en la vida adulta de la posguerra. No podían faltar en esta descripción el despertar de la sexualidad, la amistad, la decepción y tantos otros elementos que suenan a [muy] visto.

Pero Villalonga consigue mejorarlo, darle tres vueltas al tópico y dejar huella en el espectador. El primer acierto es la ausencia de maniqueísmos. Ya sólo los borrachos siguen hablando de vencedores y vencidos, como muestra con solvencia. Evita también la idealización de la niñez y la vida rural, fallo demasiado repetido en nuestro cine.

Y consigue acertar con una dirección intensa, llena de talento. La primera escena es sencillamente arrebatadora. Es cierto que el guión resulta confuso por momentos y se pierde en los detalles del perturbado entorno moral del chico, alejándose de la trama principal. Pese a ello, el gran reparto, encabezado por un [tal] Francesc Colomer, esconde con éxito los tropiezos del libreto.

En definitiva, Pa negre es compleja, perturbadora por momentos, dura y tremendamente emotiva. Y necesaria. Nunca antes nadie había visto representada con tanto poderío la vida de los que nacieron con un pasado, un presente y un futuro de mierda. Termina por doler.

La red social


David Fincher estrena La red social, y viene precedida por el respaldo unánime de la crítica estadounidense. Esta ficción sobre los orígenes de Facebook será sin lugar a dudas una de las protagonistas de la próxima edición de los Oscars.

Técnicamente, es casi inmejorable. Fincher nos está malacostumbrando a mucha calidad con sus últimas películas. Es capaz de dirigir escenas brillantes que se suceden con un controladísimo ritmo. Cada detalle de la producción está muy cuidado: la magnífica banda sonora a cargo de Trent Reznor, la fotografía, el montaje, el guión…

Resulta admirable que la historia del magnate Mark Zuckerberg -que está protagonizada por yuppies y niños-Harvard- consiga enganchar tanto, oscilando entre la comedia y el drama. A partir de las anécdotas empresariales, se perfilan temas como la amistad, los celos, la traición y la envidia de manera magistral. Jesse Eisenberg consigue generar odio y simpatía en el espectador al mismo tiempo encarnando al principal creador de Facebook.

Si bien no todo es perfecto. La cinta peca de oportunista; nos llega envuelta en una gran polémica que no es tan casual como parece. Todo está medido en Hollywood para conseguir el mayor éxito posible, lo que debería suscitar una reflexión sobre el séptimo arte. Hasta qué punto una película sirve como producto.

Pero también se puede entender el objetivo del filme de otra manera. Si Mark Zuckerberg es la mínima parte del villano que representa en la pantalla, la película se erige como uno de los mayores casos de justicia poética que se han vivido en el cine. Una denuncia capaz de herir a un visionario tan rico como mezquino.

viernes, 1 de octubre de 2010

Planes para mañana


Planes para mañana, de Juana Macías, se ha convertido en una de las óperas primas más esperadas del panorama nacional tras obtener tres premios de peso en la pasada edición del Festival de Málaga. La trama se centra en tres historias de mujeres de distinta edad que están relacionadas entre ellas. Transcurre durante un único día, al más puro estilo Magnolia. Creo que a estas alturas, esta estructura narrativa no sorprende a nadie.

Los tres relatos son muy desiguales y el nexo entre ellos está demasiado forzado. Todas se centran con excesiva insistencia en la figura de la mujer y las relaciones materno-filiales. Aparecen todos los tópicos de siempre, a saber, la discriminación laboral, el maltrato doméstico, la vida conyugal, hombres malos, el embarazo, … La falta de originalidad también es una constante en la cinta.

Algunos giros del guión rozan la estulticia, la película transcurre a trompicones, la fotografía es gris y la dirección no mejora la situación. Y aún así, lo peor de todo es la pretenciosidad bienintencionada que se esconde en cada escena. Este afán de trascendencia suele aparecer en el arte joven, donde todo son abandonos, cambios radicales, soledad, fortaleza, muerte, etc. La contención y los pequeños detalles de la vida, uno los empieza a comprender más tarde.

Pero sí que hay elementos interesantes que evitan el desastre. Reluce por encima del resto del reparto (con permiso de Carme Elías) Aura Garrido, que encarna a la adolescente. En su debut cinematográfico, da vida propia al personaje más real de toda la historia. Un descubrimiento. Además, salí del cine con buen sabor de boca gracias a la excelente banda sonora -con Annie B Sweet, Alondra Bentley…- y el mimo con el que se trata la última historia, que además es la mejor. Por lo menos ofrece algo ligeramente distinto.


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sábado, 25 de septiembre de 2010

Chloe


Llega con retraso, como viene siendo habitual, la última película del inclasificable Atom Egoyan. El director se ha hecho con un hueco entre las estrellas de la industria independiente gracias a historias hipnóticas donde priman las emociones. La película con la que alcanzó el reconocimiento internacional fue El dulce porvenir: bellísima. Si quieren iniciarse en su filmografía, ése es un buen punto de partida.

Junto a éxitos importantes, Egoyan ha sorprendido también con productos más mediocres. En este caso,
Chloe, es un remake de Nathalie X, película francesa que pasó sin pena ni gloria por nuestra cartelera hace unos años. Personalmente, no he visto la original así que me baso únicamente en el trabajo de Egoyan a la hora de hablar de la película.

El talento del director se muestra inalterable desde los primeros planos. Los
detalles de la vida cotidiana se suceden unos a otros con gran interés. Dando esto por hecho, que es el principal interés del filme, la historia se pierde en su propia inverosimilitud, carece de sentido alguno. Los giros del guión se suceden de forma caprichosa y aún así la trama termina cayendo en la previsibilidad. El personaje de femme fatale está ya muy trillado, y por mucho que se disfrace el tema de novedad, la temática se vuelve fantasiosa.

Los actores protagonistas cumplen con creces su trabajo. Como siempre,
Julianne Moore no defrauda. Ni tampoco Liam Neeson. Amanda Seyfried no me convence para nada, pero me alegra ver que de vez en cuando es capaz de cambiar de registro.

La banda sonora es un elemento indispensable en el cine sensorial de Egoyan, y en
Chloe no podía fallar. Pese a que el resultado es excesivamente irregular, algunas escenas por separado consiguen emocionar y están muy trabajadas. Una pena que en conjunto sea más bien irrelevante, con un afán escandalizador algo patético.

domingo, 12 de septiembre de 2010

El americano


The American, dirigida por el célebre fotógrafo Anton Corbijn y protagonizada por George Clooney llega a la cartelera nacional después de haber alcanzado el número uno en taquilla en Estados Unidos. Tengo la sensación de que todos los americanos que han ido a ver la película compraron la entrada pensando en otro tipo de producto. El cartel engaña.

Anton Corbijn me fascinó con su ópera prima, Control, donde recreó la vida de Ian Curtis. Esta vez se ha decidido por un thriller muy alejado de su anterior trabajo. Evidentemente, queda patente el sello personal del director. Cada plano está medido milimétricamente. Se nota su pasado como fotógrafo.

La idea de la trama es buena. Un mercenario en horas bajas decide esconderse en un pequeño pueblo de los Abruzos en busca de una nueva vida antes de que le encuentren las sombras de su pasado. El problema es que la trama no consigue estar a la altura del planteamiento inicial. Por un lado, el ritmo lento impide el clímax en las escenas de acción. Por el otro, los símbolos (mariposa, el hombre misterioso) que pretenden otorgar algo de originalidad son muy pedestres. Y lo peor de todo son los diálogos. Patéticos. Entiendo que el guionista quería retratar a los personajes con muy pocas palabras, pero no lo consigue. Reducir tanto las conversaciones hace que no te creas nada de la película, que sea todo muy poco natural.

El resultado final es tan irregular que termina por naufragar en tierra de nadie. Pero tiene cosas buenas. La banda sonora es magnífica. Y el paisaje queda fotografiado con gran maestría. George Clooney, actor protagonista y productor, está correcto. Al menos mucho más que sus compañeras de reparto, que se encuentran a la altura de un telefilm. Tampoco se pueden pasar por alto los guiños al público -más o menos evidentes- como la referencia al western o el “We no speak americano”. Imprescindible la versión original. No quiero ni imaginar cómo serán las voces dobladas imitando el acento italiano.

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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Cartas a Julieta

Una nueva comedia romántica. Estadounidense. Protagonizada por Amanda Seyfried, plagiándose a sí misma en el papel de tonta-ñoña. A esto hay que añadir las burdas referencias a Shakespeare (véase el título) y el hecho de que esté ambientada en la Toscana.

Con estas líneas generales, nadie en sus cabales es capaz de pensar que la película merezca la pena. Pero también llama la atención positivamente la inclusión en el reparto de Vanessa Redgrave y Gael García Bernal. La primera, fantástica actriz, consigue dar a su personaje una profundidad muy alejada del resto de protagonistas. Me encanta su mirada serena y su pausada forma de hablar. De Gael en cambio no puedo decir lo mismo. El mexicano parecía saber escoger sus proyectos. Esperemos que ésta sea la excepción que confirma la regla, porque probablemente nos encontremos ante el peor papel de su carrera. Repite los mismos gags sin gracia continuamente. No puedo soportar su hiperactividad a la hora de hablar y de moverse.

Las imágenes idílicas de la Toscana, a través de viñedos y de ciudades como Siena, Livorno o Verona no pasan del clip de agencia de turismo. Era de esperar. Como también es de esperar que la película sea tan previsible y excesivamente inverosímil.

De todas formas, uno se acostumbra fácilmente a este tipo de productos de consumo. Los continuos ataques a la inteligencia no están reñidos con la capacidad de entretener. En el fondo, puede llegar a enganchar en una tarde de domingo. Se pasa con rapidez, gracias a una correcta banda sonora. Eso es todo lo bueno que se puede decir: no se hace demasiado larga.



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viernes, 27 de agosto de 2010

Lope


Por fin llega a nuestros cines la producción brasileña-española sobre la juventud de Lope de Vega. Mucho se ha invertido en Lope y el hecho de que sea una película de época nos hace temer se trate de una nueva “alatristada”. Nada más lejos de la realidad.

En primer lugar, la cuidada estética consigue con aparente sencillez adentrarnos en la vida de un dramaturgo de finales del siglo XVI, sin perder un ápice de actualidad.
Igualmente, el guión se desenvuelve con gran ritmo centrándose en aspectos interesantes como son la lucha por la renovación del teatro o los valores sociales. Narra con contención las peripecias de Lope, sin excesivas peleas y persecuciones, lo que ese un alivio.

Las relaciones sentimentales en las que se centra la película resultan muy creíbles gracias al espléndido trdebajo de todo el reparto. Es indispensable hacer mención aparte al actor protagonista, Alberto Ammann. Tras su Goya al mejor actor revelación por Celda 211, el argentino demuestra que está a la altura de cualquier reto interpretativo. Junto a él, Leonor Watling y Pilar López de Ayala constituyen el triángulo amoroso.

Es cierto que la cinta está destinada a un público muy amplio y eso acarrea una pequeña falta de rigor histórico y filológico en la narración. De todos modos, no es un inconveniente serio. Por otro lado, el gran punto a favor es la utilización de los poemas de Lope de Vega. La fuerza que transmiten ha sido aprovechada al máximo, y es un gusto ver cómo todavía se mantienen en vigencia.

Ésta es una buena muestra del buen hacer (a veces) del cine español; quien lo probó lo sabe.


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sábado, 29 de mayo de 2010

Io sono l'amore (Yo soy el amor)


Película italiana producida por y para Tilda Swinton, dirigida por Luca Guadagnino (Melissa P). Cuenta la historia de los Recchi, una familia de la alta burguesía industrial de Milán que lucha por adaptarse a los nuevos tiempos sin romper con la tradición familiar.

Exactamente lo mismo que pasa con la cinta, que une la elegancia y la estética de los grandes clásicos italianos con elementos narrativos más modernos. Las interpretaciones son fantásticas, en especial, la de Tilda Swinton que, como era de esperar, sostiene toda la carga de la película. Para ello, tuvo que perfeccionar su ruso y su italiano.


Todos los detalles se mantienen extremadamente cuidados. Empezando por la dirección, un recital de planos secuencia, cenitales, contrapicados, etc. a la altura de un ambiente tan distinguido. Pese a que no soy un loco de la gastronomía, el decoro a la hora de mostrar las comidas (los momentos donde se desarrolla la trama) hace de esta película un regalo para todos los sentidos.


En resumidas cuentas, es un gran melodrama familiar, con una banda sonora maravillosa y una estética impecable. Además, el personaje femenino protagonista se perfila con una riqueza envidiable. Evidentemente, habrá quien no tenga tiempo de pararse a ver la magia de una película que se degusta lentamente.



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jueves, 27 de mayo de 2010

La familia Savages


Con dos nominaciones de la Academia y varios premios de cine independiente, se estrenó The Savages en el 2008 en España. Dos grandes actores protagonistas, Philip Seymour Hoffman y Laura Linney, prometían ofrecer una brillante tragicomedia sobre las dificultades de dos hermanos a la deriva para que su padre enfermo viva dignamente.

En un principio todo pinta bien. Los planos iniciales de una ciudad residencial para la tercera edad apuntan a una crítica al establishment americano como lo harían otras producciones independientes de la altura de Little Miss Sunshine o Up in the air. Los protagonistas, encarnados por dos actores en estado de gracia, están muy bien perfilados. Sus vidas fluctúan entre la tragedia y la amargura. Los diálogos están muy logrados, suenan a realidad. Además, el pequeño drama familiar se narra con un fino humor cercano a la ironía que en ocasiones resulta muy divertido.

Pero llega un momento en el transcurso de la obra, que algo falla. Una vez presentados los personajes y el primer nudo de trama, desaparece el ritmo narrativo. La trama se deshilacha y se vuelve previsible. La película se convierte en una sucesión de gags humorísticos más o menos acertados que alejan al espectador de la dura historia.

Una pena, porque la cinta no termina de perder la frescura inicial. Se consigue radiografiar esta familia desestructurada, pero se alarga demasiado. De todas formas, acierta a la hora de dar testimonio de la desoladora vejez con mucha delicadeza. Inteligentemente conmovedora.