lunes, 29 de septiembre de 2008

Cuatro vidas


Todas las películas se pueden dividir en dos. Las que se hacen con talento y las que no. A partir de ahí, la falta de talento se puede contrarrestar con mucha constancia y el talento se puede desaprovechar. Esta película no tiene talento (en ningún aspecto) y no ha sido bien trabajada.


En este caso, la película se titula en la versión original The Air I Breathe y se ha traducido por Cuatro vidas. Además esta película ya se grabó antes de los Oscar del año pasado cuando Forest Whitaker ganó la estatuilla, y ahora con el prestigio se ha estrenado en España. El filme nunca debería haber llegado a nuestra península. Nos habría ahorrado una hora y media de aburrida acción. Es curioso que ya hubiera salido en otros países en DVD, antes de su estreno en España.


Es lógico que no me ha gustado nada. No me gusta que me insulten, que me traten como a oligofrénicos, que intenten mandar mensajes estúpidos de forma subliminal. Todo lo que se ve es un absurdo, que me voy a poner a diseccionar ahora mismo; pero que no tiene mucho que explicar, porque me parece difícil encontrar algo medianamente bueno.


Últimamente, aquellos cineastas sin talento que citaba antes se dedican a plagiar sin pudor otros filmes con talento. No hablemos de influencias, por favor, cuando este filme es un ejemplo teórico de plagio. Coge trozos de Crash, Babel, Traffic, El Efecto Mariposa y prueba haber si sale algo con consistencia.


Todo está basado “presuntamente” en un proverbio chino que dice algo así como que la vida tiene cuatro fases: felicidad, placer, sufrimiento y amor. Las “cuatro vidas” de los cuatro protas simbolizan una de estas etapas. Qué curiosidad tan ingeniosa que ninguno de estos cuatro personajes tengan nombre. Sólo una de los protagonistas tiene un nombre ficticio, Trista (que creo que tiene algo que ver con triste/sufrimiento).

Las reflexiones calcadas de Crash, pero sin sentido, se disparan hiriendo al espectador. Parece que los personajes intentan ver quién dice la tontería más sensacionalista y pedante.


Tampoco podía faltar la acción. Ya saben, para las escenas de puñetazos, lo que hay que hacer es mover mucho muchas cámaras y consolidar mediante el montaje una reproducción de los hechos que maree. Después únicamente hay que añadir gritos. Así una detrás de otra, el pobre espectador que ha pagado su entrada y las palomitas comenzará a tener náuseas.


En otras ocasiones, es fácil adivinar todos los diálogos. Parece que el guionista se quedó sin “influencias” y tuvo que tirar de telefilmes para completar sus historias. Si no estuviera dispuesto a destripar la película, reconstruiría los hechos para que se pudiera apreciar lo absurdo que es.

Parece que otro tema que vende mucho son las reflexiones morales, las decisiones éticas tan difíciles de tomar y las citas filosóficas. No podían faltar entonces. La pseudo filosofía y una ambigua moral atacan persistentemente la conciencia del que vea el filme.


¿Qué más faltaba para que este subproducto cutre triunfara? Unos actores reconocidos, que además ha tenido su recompensa porque Whitaker ganó el Oscar ya hace dos años. La lista la encabezan el casi siempre infantil Brendan Fraser, Andy Garcia, Emile Hirsch, Julie Delpy, Whitaker, Kevin Bacon y Sarah Michelle Gellar (Sí, la poco agraciada actriz de la poco agraciada serie, Buffy cazavampiros). Quizás el único que se salva un poco es Whitaker, pero el resto está penoso. Me cuesta decidirme por los peores. Hirsch se ayuda de clichés para hacer el personaje de un niñato. Brendan Fraser pone cara de tontito en todas las escenas y Gellar no se queda corta. El resto está como ausente, porque por mucho que se haya pretendido, los actores no tienen todos la misma importancia.



Si tienen algo de amor propio, no vayan a verla.

domingo, 28 de septiembre de 2008

The Queen


The Queen fue en su día un éxito y una sorpresa. Obtuvo 6 nominaciones a los Oscar (siendo éste un filme británico) y fue un éxito en taquilla. Cuenta la historia de la Familia Real Británica y el recién elegido Tony Blair y su reacción después de la muerte de Diana de Gales.


Durante la primera hora tenía la sensación de estar viendo un documental entretenido de la BBC. En realidad, esta película se puede considerar un documental, porque simplemente intenta contar unos hechos de forma más o menos objetiva, o eso parece. Después, poco antes de la hora de metraje, la acción se centra más en la deadencia de una mujer llena de poder y la personalidad tan humana de todos aquellos altos cargos. Me encanta eso.


El guión es muy bueno. Es difícil tratar el tema de la Familia y la muerte de la princesa de Gales con tanta seriedad, sin olvidar a la persona que se esconde detrás de cada gran figura. Es admirable cómo se consigue dar tanta vida y personalidad a una Familia real que es tan lejana y a la vez tan cercana. Además, el guión traspasa las fronteras de los géneros y los temas incluyendo elementos de documental, temas introspectivos, la decadencia de la Familia. Muy acertado está (desde el guión) el punto de vista del P. M. Blair, que al igual que nosotros somos meros cómplices de su incursión en una organización monárquica con tanta historia… Después de ver la película no pude evitar pensar: ¿Algo así podría hacerse en España? Vale que nuestro Rey y sus parientes son más discretos…pero nunca tendremos el carisma británico.


A crear la mezcolanza de géneros y temas ha ayudado mucho el gran Stephen Frears. La dirección y el montaje mantienen un alto nivel durante todo el filme, pero debo destacar ciertas escenas. Cómo olvidar la secuencia aérea de la caza, la narración del accidente de Diana o la más emotiva y metafórica, el estancamiento en el río de Isabel II con todo su equipo.


Helen Mirren nació para hacer este papel. Me deja sin palabras, pero parece que no soy el único. En la Mostra de Venecia el público estuvo aplaudiendo su actuación durante 5 minutos después de la proyección. Es escalofriante cómo alguien puede olvidar su identidad para convertirse en una persona tan compleja como la Reina de Inglaterra.

El resto del reparto no está mal, pero queda relegado a un segundo plano, porque con Mirren no hay quien se compare.


Si hay algo que no me ha gustado ha sido la caricatura física del primer ministro. Es banal e infantil, parece un muñeco del Guiñol, aunque el actor que lo interpreta hace que a veces nos olvidemos de su estúpida estética.



Quizás sea The Queen un documental maquillado de película o viceversa. Además, no se consigue coger el ritmo de la película hasta bien entrada en metraje. Tiene algún que otro fallo que no me hace mucha gracia; pero en el fondo, es un filme fantástico.

Han sido muy valientes los productores al invertir tanto en un tema tan polémico. Es lógico que si se hace bien, cualquier producto que mezcle a Tony Blair con la Familia Real Británica y con Diana de Gales es un éxito en las taquillas de Reino Unido. Pero algo más tiene que tener para que ese éxito se consiga a nivel mundial.


No les puedo decir si The Queen es para tanto como dicen, a mí me ha gustado bastante y me ha enseñado una cuestión muy de actualidad como es la monarquía, aportando argumentos desde todos los puntos de vista. Ustedes decidan, pero no duden a la hora de verla.

Reprise



Sigo con mis comentarios sobre cine nórdico. No estoy descubriendo ninguna maravilla desconocida por el público internacional, ya que en general el cine por aquellos países septentrionales es tan irregular como el español. Reprise, sin poderse considerar una película de culto es de las mejores sorpresas que me he llevado.


Lo mejor de todo es la primera escena. En 3 minutos, mientras transcurren los créditos iniciales se desarrolla un relato donde el principal tema es la metaficción, además contado desde una perspectiva nueva y chocante. En el fondo, lo que se explica es que la ficción que aquí se cuenta es mentira, que lo que pasa podría no haber pasado y que igual que las circunstancias en una película cambian, de tal modo, podrían no hacerlo o hacerlo de forma distinta.


Si extrapolamos eso a la vida, nos encontramos ante las reflexiones del determinismo, tan concurridas desde el siglo XIX. ¿Quién decide en nuestra vida? ¿Hasta qué punto las circunstancias cambian mi vida o me cambian a mí?


Además, una vez contemplados estos dos puntos de vista, llegamos a la paradoja de la ficción. Todo lo que era una falacia, la película entera es tan real como nuestra existencia.



Por ese principio, por los minutos que le suceden y por el final, merece la pena la película. Durante el excelente comienzo, mi cabeza pensaba continuamente que me encontraba ante una pequeña obra maestra del cine independiente, sin pretensiones pero eficaz. Poco a poco me di cuenta de que algo fallaba, pero aún así Reprise perdura como un interesantísimo film, entretenido y profundo con algún pequeño error.


La técnica narrativa es muy novedosa. Con pequeños saltos en el tiempo, enormes rótulos para dividir la película, historias cruzadas, narrador omnipresente se estructura el filme, que sólo hay rellenar con una buena historia.


El contenido es entonces lo que falla en la película. La situación desde la que empiezan los personajes también me ha gustado. Y el desarrollo también. Hasta que llegué a la hora de metraje aproximadamente. Llega un momento en el que el ritmo decae, las estructuras narrativas innovadoras desaparecen y la historia comienza a divagar y llenar metrajes sin ninguna acción.


Cuánto le cuesta a las películas independientes llenar los minutos establecidos por el cine comercial. Ése es el único pequeño detalle que no me ha gustado de la película.


La dirección de Joachim Trier es fantástica. Sin duda, es un joven danés al que tendré que hacer un seguimiento. Además es el co-guionista de la cinta.

La fotografía no falla. Son muy bellas las escenas de exterior y los dos escenarios con los que se relaciona a París.

El montaje también tiene mucha importancia ya que a través de él se consiguen aplicar las técnicas narrativas antes mencionadas. Y lo consigue con solvencia.


Los dos actores principales soportan toda la carga dramática del filme. Anders Danielsen Lie y Espen Klouman-Hoiner se llaman, y apuntan a estrellas en su país. Me impresionó la sutil belleza nórdica de Kari. También aparece un actriz durante unos escasos treinta segundos, pero me recordó muchísimo a Keira Knightley. Me pareció que era ella. Creo que luego no sale en los créditos pero hacía el papel de una tal Ingrid.


Entonces, concluyo diciendo que es ésta una gran película europea, muy efectiva en su planteamiento que cuenta una gran historia sobre la amistad, la iniciación a la literatura y el fin de la juventud. Sólo en algunos momentos pierde el norte y su fuerza se diluye, pero pronto se recupera.

sábado, 27 de septiembre de 2008

La Naranja Mecánica


Increíble. A Clockwork Orange es la película más famosa de aquel al que llaman Kubrik. Tanto se ha escrito sobre ésta película que no creo que sea capaz de decir nada que no ha sido dicho todavía. Mordaces críticas al tratamiento de la ultraviolencia se alternan con adulaciones a la capacidad de dirección de Kubrik. El director y guionista se volvió a reinventar a sí mismo adaptando una controvertida novela y dejó claro que siempre es un genio innovador en todas sus incursiones en os distintos géneros. Personalmente, yo haría una excepción, ya que aborrecí la bochornosa Eyes Wide Shut.


No voy a contar el argumento de esta archiconocida producción de la Warner. Como curiosidad, el filme fue clasificada en 1971 como X.


Dentro del guión se diferencian dos partes claramente. Incluso la forma en la que están dirigidas las escenas cambian. La primera parte es la presentación de la “ultraviolencia” y la segunda parte comienza a partir de la rehabilitación.


No me ha gustado la cantidad de violencia expuesta durante la primera mitad. Nunca me han gustado los filmes que regalan violencia por el mero hecho de ganar espectadores y provocar controversia. Por eso no me suelen gustar las películas de Tarantino ni me gustó El Caballero Oscuro. En realidad, algunas escenas tan incómodas han sido lo que menos me ha gustado pero en este caso existe un factor por el cual no puedo maldecir las escenas de los drugos. Lo que tiene este filme por el que haré una excepción es la dirección de Kubrik y el montaje.


El guión está muy bien escrito, basado en la novela homónima. Como muchas veces con las grandes obras, el título es muy especial y puede llegar a tener una explicación que yo no voy a proponer. Sólo quiero hacer notar la extraña relación entre un título curioso y la calidad de un filme. Intenta contar el problema de la rehabilitación o el castigo de los criminales. Qué hacer con las personas violentas, con los violadores y con los asesinos. Es un tema que parece estar de actualidad, aunque siempre lo ha estado en realidad. También se encuentra presente el tema de la moral, ya que parece ser que no es ético forzar a un hombre a hacer el bien, privándole de su libertad.


El contenido es muy interesante, pero también lo es la forma. El narrador, el propio y único protagonista, Alex, con su particular carisma y forma de hablar engancha al espectador desde la primera escena, mítica. El inglés antiguo que emplea al hablar, sus redundancias y sus sobreactuadas maneras han hecho de Alex uno de los personajes más famosos de la historia del cine, que tantas veces hemos visto en camisetas.


Todo está supeditado a la labor de Kubrik y a la música. El montaje es magnífico y la elección de planos y los cambios en el ritmo y la omnipresente música de Beethoven. La recreación de la bizarra lechería, el vestuario, la creación de los drugos como iconos de una nueva juventud indomable, la sincronización de la música con el montaje; todo es sorprendentemente bueno.


La actuación de Malcolm McDowell ha sido demasiado para su carrera, que no ha conseguido llegar a tener un papel de tanta calidad en el resto de su carrera. Supongo que parte de la culpa de su espectacular estética la tiene el director, pero pensemos que McDowell tuvo cierta importancia en el papel de su vida.


Sin duda, A Clockwork Orange es una obra maestra.



jueves, 25 de septiembre de 2008

El arte de llorar a coro

Kunsten at graede i kor. Este es otro triunfo del cine nórdico de título impronunciable, en inglés se ha traducido como The Art Of Crying aunque más bien significa El Arte de Llorar en Coro. Ha ganado 8 premios en su país natal, ha sido la presentada por Dinamarca a la Academia de Estados Unidos y ha cosechado éxitos en taquilla en sus países vecinos.

Se cuenta un dramón, la historia de una familia desestructurada en los 70. Todo esta visto desde los ojos de un niño de 11 años que se cree muy listo. En esto se parece un poco a El Niño del Pijama de Rayas, pero en éste caso el humor se reduce y el niño es menos ingenuo y forma parte importante en la tragedia.


El padre es un enfermo mental manipulador con oscuros deseos por su hija y tendencias suicidas. Odia estar tan poco reconocido socialmente y que su trabajo esté decayendo.

La madre hace tiempo que se rindió y prefiere hacerse la loca ante todos los problemas de su familia.

El hermano mayor estudia para ser arquitecto y hace tiempo que el odio hacia el padre le hizo abandonar el hogar.

La hermana está siendo torturada psicológicamente por su padre, que la maltrata y la aísla de los demás.

El niño pequeño y narrador es el cómplice de su padre, que hace todo lo posible porque esté contento.


Ante este panorama, el cabeza de familia empieza a tener cierto reconocimiento en el pueblo debido a su gran capacidad para hablar en los funerales. El pobre hombre es feliz haciendo llorar a los demás, porque así se siente superior a ellos. El niño no dudará en hacer todo lo posible porque su padre siga hablando en funerales.


Bien, la aparente complejidad de la situación no es para tanto debido a la correcta presentación de los personajes. El inicio no se hace pesado y ayuda a darse cuenta de la situación. Desde ese punto, la película sigue un in crescendo inquietante que llena al espectador del drama que sufren los personajes y llega a comprender psicológicamente el sufrimiento de aquellas personas ficticias que aparecen en pantalla.

Quizás todo la historia sea mentira, pero los sentimientos no lo son. Es muy dura, y muchos piensan que el cine no es para pasarlo mal. No sé si los que afirman eso tienen razón, pero debe haber un límite en cuanto a sufrimiento humano en las películas.


El guión es muy bueno desde el punto de vista técnico. La trama es compleja y muy profunda. No es fácil contar la historia de un padre pederasta, y se hace un buen trabajo a la hora de dirigir la historia desde el punto de vista del niño. Incluso dicen que el guión tiene grandes dosis de humor para aliviar el drama social; pero yo esas partes cómicas me las debí perder.


La dirección y fotografía es deslumbrante. Sobria y fría consigue crear imágenes muy bellas, sobre todo en las escenas de exteriores. Los paseos en carretilla y los funerales son increíbles y la dirección ha tenido la mayor responsabilidad.


Los actores: casi perfectos. El niño, para ser tan joven, hace un trabajo genial, aunque quizás no hubiese venido mal un poco más de complicidad con el espectador. La madre representa uno de los personajes más difíciles y sale airosa, al igual que la hija. El padre, y con esto completo la familia, hace que le odie tanto que puedo decir que ha conseguido el objetivo.


Ahora bien, la película es una tragedia del principio a fin y sólo aquellos que estén dispuestos a sufrir durante una hora y media (o más) deben ver esta película tan bien hecha.

Sobrecogedora en todo momento, no llega a innovar nada; pero la técnica cinematográfica y la profundidad del drama familiar construyen una película bastante interesante.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Tú que estas viviendo


Du Levande se llama esta película en el idioma original (sueco), pero el título ha sido traducido a varias lenguas. En inglés se conoce como You, the living y en Argentina La comedia de la vida. En este último lugar se ha estrenado el pasado 4 de septiembre. De momento no ha llegado a España aunque en algunas páginas de cine se está anunciando como próximo estreno. Seguramente se titule Tú que estás viviendo.


El film es sueco, del director Roy Andersson que es más o menos conocido en el mundillo del cine independiente europeo actual. En su país natal es muy alabado y se le compara con Kubrik, aunque bueno, la relación es casi nula y en todo intento de comparación acabaría perdiendo Andersson.


Du Levande ha ganado numerosos premios y se ha presentado en distintos festivales como el de Cannes, Londres o Chicago. La dirección se supone que es el mayor logro de esta película.


Si hablamos del guión, debo confesar que la película carece de argumento. Uno detrás de otro se suceden 50 cortos que cuentan una pequeña historia de un personaje distinto cada vez. Todas las escenas tienen algo en común. Por un lado están los focos fluorescentes que se ocupan de la iluminación, creando así una atmósfera gris e incolora. La cámara siempre es fija, se sitúa en un lugar y no se mueve ni utiliza ningún otro recurso. Cuando se cambia de historia, vuelta a empezar.


Los personajes que aparecen son irreales y absurdos (en el buen sentido de la palabra). Han desarrollado actitudes solitarias o incomprensibles ante los demás y así se encuentran solos y sin amor. El mundo que recrea Andersson es onírico, surrealista. La sociedad ha perdido el alma, se sustenta del trabajo y la alienación y sólo algunos nostálgicos prefieren crear lazos afectivos. De esta forma, mediante el onirismo y el esperpento, se intenta consolidar un ambiente sugestivo y subjetivo que evoque algo en el espectador.


Si les digo la verdad, no lo he entendido. Muchos pensarán que detrás de cada incoherencia se esconde un sentido metafísico y metafórico que sólo el director y unos pocos más pueden entender. Siempre queda la duda de si somos tontos los espectadores que no comprendemos. Muchas veces he pensado que sí, pero en este caso comprendo que entender esta película requiere demasiada fantasía e imaginación.



Todo está representado con mucho humor negro, sordidez y lámparas de IKEA. De vez en cuando, alguna ilustración del Quijote colgada en la pared hace un guiño al padre de la parodia. Algunos gags que se ilustran son realmente buenos, de verdad. Muy ingeniosas e inteligentes resultan algunas escenas, siempre absurdas, pero graciosas. También, algunas imágenes disparatadas acumulan una gran belleza. Aunque sólo sea por eso, el visionado del filme puede no ser una pérdida de tiempo.


La ironía, según he leído en periódicos, existe; pero yo todavía no la he encontrado. El carácter aburrido, monótono, gris y frío de los escandinavos se enseña de forma exagerada para así crear situaciones divertidas. Es por eso que a los nórdicos les encanta Du Levande, pero en el resto del mundo no se ha entendido bien ese humor plastificado.


El guión hay que admitir que es innovador. Esa estructura tan bizarra y algunos recursos postmodernos hacen que Du Levande sea bastante novedosa en cuanto a cinematografía. Pero no voy a caer en el craso error de alabar todo lo nuevo por el hecho de ser moderno. Una película debe tener mucho más que algún disparate contado de forma totalmente distinta a lo antes visto.


La primera media hora que es la que sumerge al espectador y le explica la estructura impactante y cómica. El problema es que quizás, se habría podido condensar toda la fuerza narrativa y visual en menos metraje; pero al forzar la hora y media de duración, la película en varios momentos llega a aburrir.


El reparto coral deja a los actores en un segundo plano. Alguno se desenvuelve con más gracia que otro, pero nada reseñable; y de todas formas, no me acordaría de sus nombres suecos.


No sé si llegará la película a España. Si llega, sólo se la recomendaría a amantes del cine nórdico y a espectadores con una capacidad artística y filosófica superlativa.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Vicky Cristina Barcelona


Muy buen título para la película de Woody Allen: “Vicky Cristina Barcelona”. En eso no puedo presentar ningún dato objetivo de por qué me gusta. Sólo puedo decir que me parece muy original, armónico y además resume (muy resumida) perfectamente la trama.


La cinta cuenta la historia de dos amigas estadounidenses, Vicky y Cristina (Rebecca Hall y Johansson), que vienen a veranear a la Ciudad Condal.

En los primeros minutos de la película, Cristina cuenta que intentó hacer un corto que definiera lo que es el amor. El paralelismo que se establece entre aquel corto frustrado y ficticio con el filme de Allen es muy original, porque “Vicky Cristina Barcelona” es un intento de acotar semánticamente el amor. Es de esos detalles que engrandecen las comedias del director, que en manos de un cualquiera apenas conseguirían la calificación de “entretenida”.

La acción toma lugar en dos lugares de la geografía española, Barcelona y Oviedo (y alrededores). Las dos ciudades tan distintas son un personaje más en esta obra, un complejo dinámico que interactúa en las experiencias de las dos protagonistas. El director ha sabido exprimir al máximo la esencia de las villas españolas, idealizándolas y llenándolas de vitalidad. Estoy seguro de que los ayuntamientos de ambas ciudades están encantados de la promoción que han tenido internacionalmente; porque si yo fuera extranjero y hubiese visto la película, estaría deseando conocer Barcelona. Aquí en España, tendemos a menospreciar lo que tenemos; pero siempre nos quedará Woody Allen.


Con la ironía que caracteriza al guionista, se anteponen dos formas totalmente antagónicas de entender el amor. Por un lado, Vicky es una mujer conservadora en cuanto al amor, que busca algo estable y cree en lo mismo que han creído sus padres: un buen matrimonio. En cambio, Cristina es una soñadora muy progresista (en cuanto al tema de las relaciones sentimentales) que siempre ha buscado algo más pero nunca lo ha tenido tan claro.


Con mucho humor se contraponen estos dos modos de vida, siendo crítico con los ambos.
Parece que en el “pseudoliberalismo” sentimental al que tendemos en Occidente no exista un límite claro, ni un objetivo claro de qué se quiere conseguir en el amor. Por otro lado también parece que el concepto de amor y dependencia del s.XX se está quedando anticuado. Woody Allen expone en clave de comedia cómo está el panorama de las relaciones amorosas en la actualidad, donde parece que estamos perdidos.


Es interesante que la dirección no sea nada destacable, como sí nos tienen acostumbrados. Algunos planos están muy logrados, pero en general, no destaca la dirección más allá de la pura corrección.

Lo mejor del trabajo de Allen es sin duda el guión y la estructura de contraposición que mantiene el filme. El narrador metafísico y omnipresente que cuenta la historia es un gran acierto que otorga un ritmo rápido a la obra, para que así resulte muy entretenida. Los diálogos son deliciosos y el punto fuerte de la película. Las reflexiones que parecen pasajeras e intrascendentes esconden profundas tribulaciones detrás. Los personajes están genialmente retratados, y además de ‘ser’ personas, ‘representan’ distintas actitudes ante la vida.

Los actores han sido elegidos muy bien. Penélope Cruz está brillante. Su papel de española castiza desequilibrada lo borda, y además está muy graciosa. Lo que no sé es si el papel (hacer de loca) tiene la dificultad de un Oscar.

Rebecca Hall, la joven morena que interpreta a Vicky, es otro punto a favor. Aunque es una gran desconocida para muchos, hay que admitir que supera con creces la labor interpretativa de su personaje antagónico representado por Scarlett Johansson.

Bardem está bien, y Scarlett Johansson no está en una de sus mejores actuaciones. La escena en Oviedo en la habitación de Bardem llega a resultar vergonzosa. También puede ser que el papel sea un poco novedoso para lo que conocemos de la siempre pensativa Scarlett Johansson.


No puedo decir que sea esto una obra de arte, no es perfecta y puede resultar algo intrascendente, pero no tengo otra opción que recomendar fervorosamente la película a fans de Allen y a aquellos que quieran ver una buena comedia sin esperar que les solucione la vida.

Conclusión, “Vicky Cristina Barcelona” es entretenida, interesante e inteligente: pedir más a una película es crear dañinas expectativas.




Leer critica Vicky Cristina Barcelona en Muchocine.net

martes, 16 de septiembre de 2008

Smoke


Paul Auster es uno de los grandes escritores de la literatura norteamericana actual. Ha escrito libros muy variados. El que tiene quizás más semejanza con el filme es Trilogía de Nueva York, por el emplazamiento. En España se acaba de publicar su última novela Hombre en la oscuridad.


Él es el guionista de Smoke, estrenada en 1994. Cuenta la vida de varias personas que están relacionadas con un estanco en Nueva York. El guión es de lo mejor del filme, y me atrevería a afirmar que lo importante no es lo que se cuenta sino cómo se cuenta.


Dijo Juan Ramón Jiménez que él quería quitar los ropajes [del Modernismo] a la poesía para conseguir una poesía pura. Sólo hay que sustituir la palabra ‘poesía’ por ‘cine’ para entender el desarrollo de Smoke. Auster y el director Wang han cooperado para hacer un filme excelente, lejos de giros en el guión inesperados, lejos de trucos efectistas en la dirección y lejos de crear una realidad ficticia. De esta forma, los personajes parecen tan reales como el propio escenario.


La película es un buen estudio sobre las relaciones humanas. Además, Wang ha conseguido que Nueva York sea la ciudad llena de sueños e historias que en realidad es. Desde la dirección y el montaje, se ha tenido mucho cuidado en el ritmo que lleva la película. Tenía que ser constante, rápido pero no frenético y así es como se ha hecho.


Se ha considerado Smoke como una película de cine ‘indie’ en algunas ocasiones, aunque yo no creo que sea así. Los actores son todos conocidos, estrellas de los 90 que algunas siguen vigentes en la actualidad y otras las ha consumido el olvido. Harvey Keitel (nominado 1 Osc.), William Hurt (won 1) Harold Perrineau (surprise), Forest Whitaker (1 =sc.) Stockard Channing (nom year before), Erica Gimpel (Fama) y Ashley Judd


Quizás, los dos actores más acertados son William Hurt y Harvey Keitel. William Hurt ha ganado un Oscar y ha hecho incontables películas y se nota su experiencia. A Harvey Keitel le pasa lo mismo. Está estupendo. La última escena (sobre la que se basó la película) habría sido aburridísima si no fuera por Keitel, que deja para el recuerdo una lección de interpretación.


El joven negro, Harold Perrineau es una de las apuestas más arriesgadas del filme, y a mi parecer, lo hace muy bien. El resto de actores también son archiconocidos. Stockard Channing (casi olvidada en la actualidad) fue nominada al Oscar el año anterior. Erica Gimpel estaba en su mejor momento después de haber terminado con “Fama” y actualmente se dedica a las series de TV. Aparece Ashley Judd durante unos pocos minutos. El que tampoco era conocido en esa época era el gran Forest Whitaker que ganó un Oscar por The Last King of Scotland.


Wang y Auster codirigiendo hacen un buen trabajo, aparentemente sencillo, pero no se debe pedir más. Los decorados de los apartamentos y la representación de NYC recogen la esencia de la ciudad y de los personajes.


Otro punto que me ha gustado mucho es la relación que se establece en la película con la literatura y el tabaco. Además, siendo políticamen incorrecto fumar en las películas, en casi todas las escenas hay una persona fumando.


La aparente simpleza de la propuesta, la humanidad de los personajes y el emplazamiento engrandecen una gran película que enriquecerá al espectador. Smoke es una pegueña gran obra maestra



Leer critica Smoke en Muchocine.net

Reservoir Dogs


Lo de Tarantino no es normal. Reservoir Dogs es su segunda película y en ella se puede captar estupendamente el estilo del director detrás de la cámara, al igual que sus excesos.


En esta cinta sigue los patrones que tienden a seguir todas sus obras. El eje cronológico no es lineal, en muchas ocasiones aparecen pantallas en negro con rótulos para dividir las escenas. Me parece correcto en ese punto.


Por otro lado, Tarantino desarrolla todas las acciones con un “Modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas, que se ejerce a propósito de cosas que suscitarían, contempladas desde otra perspectiva, piedad, terror, lástima o emociones parecidas.” Así es como define la Real Academia su humor. Es decir, Quentin se dedica a transformar la realidad para llegar a hacer cómico cosas que no lo son. Ya lo hizo Quevedo en su tiempo, pero eso también está bastante bien.


Todo lo que crea el cineasta americano se convierte en oro instantáneamente para la cultura pop. Puede ser un traje manchado de sangre, un personaje o un chándal amarillo, que todos eso objetos serán considerados un icono de la sociedad actual. Sin duda, Tarantino es carnaza para las megalomanías y se nota que le encanta su faceta de iconoclasta, de líder cultural de una nueva generación y de innovador. Eso hasta cierto punto también está muy bien.


La banda sonora también supone una innovación en cuanto a la elección de los temas y la relación que tiene la música en la trama, más allá del vacuo ornamentación.


El reparto ha sido seleccionado de acuerdo a un [elevado] presupuesto del que disponía la película desde la producción. Aún así, el casting podría haber sido un fiasco y no lo es. Entre los Dogs se encuentran Harvey Keitel, Tim Roth, Michael Madsem, Steve Buscemi, Edgard Bunker (murió en 2005) y el propio director. Sin duda, el mejor trabajo (y el mejor papel) se lo ha llevado Tim Roth que crea el personaje con mayor carisma del filme. También me ha hecho gracia Steve Buscemi, porque es uno de los pocos feos de Hollywood que han conseguido triunfar, más o menos.

Debo mencionar también al fallecido Lawrence Tierney y a Chris Penn. Éste último me parece que ha hecho de sobreactuar su seña de identidad y es lo segundo peor de Reservoir Dogs.


Hay dos cosas que me han gustado por encima de las demás. Una es el talento innato que tiene Tarantino para crear imágenes con una cámara. Picados, contrapicados, desenfoques, planos secuencia… Toca todos los palos y cada imagen está tremendamente lograda. Sin duda, es un genio este director. Asociada a la característica anterior, los decorados y las escenas en el almacén son perfectos para ambientar la sordidez de la historia de unos pobres hombres que llegaron a autodenominarse profesionales. Excelente.


Con todo lo que he dicho, Reservoir Dogs podría haber llegado a ser una obra maestra si no fuera por un importantísimo detalle. Hay excesos en el cine que no se deben consentir. Divertirse, entretenerse con la violencia humana se considera sadismo y no es una conducta aceptable moralmente. Numerosas escenas (recuerden la tortura en el almacén) sólo buscan crear morbo, entretenimiento y diversión a partir de la violencia. Eso es inaceptable, señores, en una película. Y no quiero ser dogmático ni conservador, pero no es moral la cantidad de sadismo que tiene la película.


Excelente técnicamente, con un gran reparto, bastante humor y el talento de Tarantino; Reservoir Dogs falla por sus excesos en cuanto a violencia innecesaria y puramente lucrativa.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Buscando a Nemo

Buscando a Nemo es una de las consideradas mejores películas de animación de los últimos tiempos. Todo se debe al fenómeno Stanton. Andrew Stanton es el escritor de las películas de animación de los estudios Pixar. Él ha escrito Toy Story, A Bug’s Life y Monster’s Inc.

A principios de esta década, le han ascendido a director de los nuevos filmes de los estudios. Finding Nemo es su tercera película como director, y después ya viene la magnífica Wall•E.

La cinta cuenta la historia de un padre al que se le pierde un hijo y tiene que buscarlo por todo el océano. A este tema, se le suman otros como el crecimiento de los hijos o el miedo al cambio.

El objetivo de Stanton está claro cuál es, me parece a mí. Él quiere ofrecer
un producto consumible por todos los miembros de la familia, que entretenga a todos y que se erija sobre valores fundamentados para la educación de los más pequeños. Sin duda, el objetivo se consigue con creces. Todo aquel que acuda al cine pasará un buen rato disfrutando de las gracias universales e ingeniosas.
Los valores de la amistad, la valentía, la ayuda a los demás se funde con distintas emociones como el amor, la añoranza o el miedo. Si se intenta profundizar un poco más (porque se puede), Nemo es un joven que quiere crecer y que debe arriesgarse para vivir, aunque le salga mal la jugada.

Algunos momentos son francamente divertidos como el de los tiburones australianos haciendo terapia de grupo o el del diálogo con la ballena. Por cierto, la película tiene más gracia en Versión Original (como siempre), para poder notar el "aussie Accent" de los tiburones y todos los demás bichos australianos.

Tachar de simple y previsible el argumento de Buscando a Nemo es absurdo. Una película dirigida (también) al público infantil no puede tener muchos giros impactantes en el guión. Sabiendo y entendiendo esto, lo verdaderamente genial de la película es la capacidad que tiene de crear un mundo acuático tan humano. A esto hay que añadirla las escenas tan cómicas que inundan esta sociedad acuática.
Como siempre, Stanton hace referencia y crítica a los humanos. Lo ha hecho más de forma más explícita en Wall•E, aunque en este filme también esté presente. Repleta de humor, la visión del guionista acerca de los humanos es bastante crítica, por no decir pesimista. Ahora somos nosotros los que ensuciamos los mares y alienamos a los animales, y es verdad en cierto modo.

Buscando a Nemo es una película interesante pero no imprescindible, perfecta para una velada cinematográfica en familia.

Annie Hall


Allen Koningsberg aka Woody Allen en una de sus mejores cintas. Annie Hall es una de las mejores comedias jamás vistas gracias al guión y a la figura del escuchimizado protagonista.

El argumento es muy simple: La evolución en la relación sentimental de una pareja. Eso sumado a algún flashback de amores anteriores es todo. En un principio, resulta fácil decir que el argumento flojea. Pero yo ya no creo eso. En todas las comedias románticas se cuenta una historia de amor, pero Annie Hall no sigue los patrones del resto de comedias facilonas.

Frenéticamente se disparan los chistes y las anécdotas al espectador, que no tiene ningún segundo para aburrirse y relajarse. Se podrían recordar todas las escenas por separado, ya que los chistes ingeniosos e inteligentes son realmente hilarantes.

Las técnicas utilizadas también son bastante innovadoras. Fusión de imágenes para crear el alma de Annie Hall saliendo del cuerpo, Woody Allen tuteando al espectador, haciéndole cómplice de sus irreverentes valoraciones. También destaco la aparición animada de Woody Allen en Blancanieves, muy divertida.


Me han encantado las parodias de ciertos estereotipos. Muy buena la escena con el crítico pedante (al que todos nos parecemos un poquito), la del megalómano televisivo, la feligresa de Bob Dylan… Es como si de forma inteligente hubiese decidido burlarse de tantos y tantos estereotipos con un resultado admirable.

La dirección también es muy irregular, en el sentido de alternar planos lentos y conservadores con planos secuencia y cámara de mano. Las escenas cortas se compensan con planos fijos y largos. Perfecto.

Los actores han sido escogidos muy bien. Woody Allen es el que lleva toda la carga cómica. Es un genio. De este filme han quedado numerosas citas que se han parafraseado mil veces. Allen fue nominado al Oscar como guionista, director, película y actor. Ganó todos menos éste último, aunque no fue a recoger el premio porque tenía que tocar el clarinete.

Diane Keaton está espléndida. Corren rumores de que toda la cinta esté basada en la propia historia de amor entre Keaton y Allen. Ella es una mujer imperfecta, culta, desesperada y con mucho sentido del humor. Muy guapa, por cierto.

El resto del reparto también está muy bien escogido. Paul Simon (el famoso cantante) y algún cameo más por ahí dan su granito de arena a la comicidad e la obra.


Por otro lado, la historia de amor es casi la utopía de freaks, geeks and losers del mundo. Me
recuerda a otras historias de amor actuales donde el feo se queda con la diva, como Chris Martin y Paltrow o Sarkozy y Bruni.

Como cabe esperar, la película ha sido mil veces copiada, homenajeada y plagiada. Recuerdo con cierto agrado películas como When Harry met Sally y Something’s gotta give.


Cuando pienso en las nuevas comedis que quieren ser innovadoras, ingeniosas y atípicas, me doy cuenta de que Annie Hall ya lo supo hacer como nadie hace 30 años.




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domingo, 14 de septiembre de 2008

El Novio de mi Madre


El Novio de mi Madre es una de tantas comedias que pretende ser atípica y ocurrente; aunque sólo lo consigue durante algunos escasos pero hilarantes momentos. El título debería ser, ya desde el principio, mucho más pegadizo; algo así como PS: I love you y en realidad lo es, sólo que en España no se sabe traducir. El título original es I Could Never Be Your Woman, algo así como “Nunca podría ser tu mujer/chica”

La directora y guionista es Amy Heckerling. Suelo tener cierta empatía por los cineastas que son a la vez directores y guionistas porque me parecen emprendedores, valientes y pluriempleados.

Pero esta vez, la historia falla. Para ser conciso, el argumento no falla sino que se repite. Una mujer cuarentona se enamora de un joven apuesto, inteligente y apasionado a la vez que sufre una crisis personal y educa a su hija. Original. A esto se le puede añadir que la mujer es la productora de un programa sobre y para adolescentes; su hija es entonces una gran fuente de inspiración.

Tras esta fachada argumental tan poco atractiva, llama la atención el genial reparto. Por un lado está Michelle Pfeiffer como la protagonista, Paul Rudd como el joven y Saoirse Ronan en el papel de la hija.

Michelle Pfeiffer no defrauda. Sus intervenciones a veces resultan hasta graciosas. Dentro de lo tópico de las cuarentonas en crisis, se podría decir que la ex-Catwoman realiza una fiel, creíble y casi entrañable interpretación. Aunque en realidad ella esté más cerca de la cincuentena, han desaparecido sus arrugas. Resultan algo irónicas las constantes críticas a la cirugía estética por parte de la operadísima actriz en la película.

Paul Rudd me ha sorprendido también. Nunca habría pensado viendo a este actor que podría llegar a resultar divertido, gracioso, entrañable y guapo. Yo pensaba que era más bien soso. La verdad es que en esta película no me ha parecido insulso y eso ya es bastante bueno. Poco más que decir, hace lo que le mandan y pone cara de tonto mientras le brillan los ojos. Es el estímulo en la cinta de jóvenes y treinteañeras. Aunque en la película tiene 29 años, en el rodaje contaba con 37 abriles.

Y para mí, lo mejor de la película es Saoirse Ronan. Ella es la niña. Me sonaba mucho, pero hasta los créditos no descubrí que la protagonista infantil era la extraordinaria actriz de Expiación. En esta película, ella es el aliciente y la gracia. Además, demuestra que no se dedica únicamente a dramones y puede llegar a ser una actriz emotiva en las comedias. Aunque también es debido al guión, los mejores gags corren a la cuenta de la pequeña gran Saoirse.

También aparece reinventando a Pepito Grillo, Tracey Ullman, como conciencia madura e “irónica” de Pfeiffer. Nada relevante.

La dirección y la iluminación sí que me han dejado completamente confundido. A alguien, se le ha ocurrido la maravillosa idea de sobreexponer cada fotograma de la cinta. De esa forma, no se pueden apreciar las arrugas de Pfeiffer y todos parecen más guapos, con un aura angelical. Pero este efecto también hace que no se vean las narices de los actores y que todo se vea excesivamente claro. Un desastre.

Superando alguna idea absurda y fracasada, se salvan algunas referencias en el metraje. Son muy buenas las alusiones al mundo del cine actual. Sobre todo, los insultos dirigidos a la cirugía plástica y las bromas con la generación de Michelle Pfeiffer. Todas las escenas de Saoirse resultan entretenidas. En el principio, algunas llegan a ser ingeniosas.

Pero para mí, lo mejor de la película es la canción de la niña al final. Con la música de la famosa canción “Ironic” de Alanis Morissette, le ha cambiado la letra para cantarla en un concierto. Las mofas y referencias a Bush, Michael Jackson y la nueva generación de famosas como Paris Hilton son los temas de la canción. El título, en vez de ser “Ironic” es “Moronic” (algo así como “que tiene el pavo”). Resulta curioso, que esta canción no se haya traducido ni subtitulado en la versión española. Se pierden los hispanohablantes lo mejor de la película. Además, la joven irlandesa canta de fábula. Recomiendo el visonado en Youtube de la canción aunque sea.

Entonces, lo que se presenta es una feel-good comedy bastante monótona y aburrida si no fuera por la joven Saoirse Ronan y alguna que otra referencia mordaz a la jet set actual.



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sábado, 13 de septiembre de 2008

Magnolia


Últimamente estoy repasando el cine de protagonista colectivo y unos de los referentes de este estilo post-moderno es Magnolia, de Paul Thomas Anderson, guionista y director también de There Will Be Blood.


Se estrenó en aquel maravilloso y prolífico año del 99. La competencia con filmes como American Beauty, Fight Club, The sixth sense, The Matrix, The Green Mile hizo que Magnolia no tuviera un reconocimiento importante por parte de la Academia, aunque la cinta no lo necesite.


Anderson, después del éxito de la anterior Boogie Nights pudo hacer lo que quisiera con total libertad en su siguiente filme. Para ello, repitió con casi todos los actores y creó una película innovadora, sin temor a las críticas ni a las ventas.


Estimar la calidad de Magnolia es más difícil incluso que seguir la trama. El filme, de más de tres horas de metraje, cuenta la historia de siete personas en San Diego cuyas vidas se entrelazan.

Los primeros seis minutos de la película son fabulosos, intrigantes y discurren a un ritmo vertiginoso. Se consigue perfectamente encaminar el desarrollo de una película, dejando claro sus características: atípica, con un ritmo inusual, global y extraña.


Como sería lógico, la siguiente escena bajo la versión de “One” sigue sorprendiendo al espectador, que parece que va a ser incapaz de relacionar la vasta información que se puede llegar a proporcionar durante una canción.

A partir de ese momento, las historias que se cuentan pertenecen a personajes relacionados entre sí cuyas vidas tienen patrones similares. Todas las tramas principales y los personajes principales tienen la misma importancia. Ninguno aburre y ninguno desentona quizás debido a la similitud entre personajes.


Las tres horas no se hacen largas (ni cortas) y transcurren con la ayuda de un director que ha incluido todos los recursos efectistas que ha podido. Este es uno de los puntos negativos de la obra. También, hay alguna subtrama que queda poco trabajada, como es la del niño rapero. No se entiende muy bien el crimen del principio, por ejemplo. Algunos detalles así, como el excesivo planteamiento que pretende abarcar demasiadas cosas hace que Magnolia no pueda ser calificada como excelente.


Pero el resto es perfecto. Los personajes, todos depresivos, parecen la deformación de los distintos momentos bajos que podemos tener en cualquier etapa de nuestra vida. Desde el niño pequeño al más anciano; viviendo depresiones, adicciciones, infidelidades y enfermedades, se pretende abarcar las dificultades que tiene la existencia del hombre durante su vida. Y lo que nos crea esos problemas es nuestra propia consciencia. Como dijo Kierkegaard, parece que Magnolia quiera probar lo más fielmente posible que después de todo, lo que pesa y lo que guía al ser humano es la Angustia Vital.


También parece querer exponer que hay algo en este mundo, se puede llamar religión, que mediante casualidades mueve las pequeñas historias humanas. Desde el primer momento se afirma “Because strange things happens”. Por ello, varias casualidades y relaciones, muchas metafóricas (como la genial lluvia de ranas), ocurren durante las interacciones del filme.


El reparto está increíblemente acertado. La primera mención es para Tom Cruise, que hace un papelón. Interpreta a un líder espiritual algo trastocado que salta por los sofás en las entrevistas. Por este papel fue nominado al Oscar. Casualidades de la vida que 8 años más tarde, Cruise sea visto como fanático líder religioso que salta por los sofás en las entrevistas con Oprah…debió meterse mucho en su papel haciendo este filme.

Philip Seymour Hoffman, William H.Macy, Julianne Moore, Felicity Huffman, John C. Reilly, Melora Walters… caracterizan extraordinariamente bien a sus personajes. La mayoría de estos actors están considerados como los grandes actors secundarios del cine americano y eso es lo que son en esta película.

El niño, Stanley (Jeremy Blackman), hace una gran labor aunque su carrera no haya despegado después de la película.


Aimée Mann es otra importante baza de la película. Ella es la que interpreta casi todas las canciones de la banda sonora. El momento culmen de la película, antes del desenlace final, cuando todos los personajes cantan junto a Mann la canción “Wise Up” es muy emotivo. Recomiendo la búsqueda en Youtube. Aunque sea efectista y sensacionalista, me encanta.


Para acabar, únicamente puedo loar al máximo responsable de esta obra de arte imperfecta Paul Thomas Anderson. Su capacidad como director y guionista ha hecho que su persona sea de las más alabadas del panorama estadounidense actual.


En esta película, el montaje, las reconstrucciones de los hechos y la imaginación utilizada evocan un cine fresco y profundo, lejano del mundanal ruido comercial. El resultado final resulta onírico, como un poema conceptista que acumula numerosos temas muy importantes en un espacio muy corto. Existen muchos detalles muy buenos que obligan casi a un segundo visionado.


Magnolia es un filme inteligente e impactante. La capacidad innovadora del director y la profundidad del mensaje crean una atípica obra de arte, imperfecta a la par que emotiva.